Cuando me regalen la Luna

San Juan, Puerto Rico, Epidaurus, 2016








A la venta en: Biblioservices y en Amazon Edición Kindle.


 Cuando me regalen la Luna es un libro algo particular, escrito desde una dimensión exterior, donde un lunático, y no loco, observa el comportamiento humano. Trata sobre el amor y establece los siete pasos —según la no muy humilde opinión de quien escribe— que debes dar para llegar al verdadero amor, si es que alguna vez se puede llegar a él. Incluye, además, cómo en un solo paso el engaño puede destruirlo todo. Precede a la explicación de cada uno de los pasos, Amor, ¿o qué?, unas páginas en las que, a manera de introducción, se reflexiona sobre el amor en general. También, sobre las mil y una definiciones que del mismo han dado los seres humanos desde los griegos hasta la presente época. Se concluye con un poco de humor, a manera de epílogo.
 
¿Cómo nace la idea de este libro? Sencillamente, de la experiencia. Hace años se comenzó a escribirlo, luego quedó engavetado y ahora una experiencia negativa —y no amorosa, por si “aca”, como se dice aquí en esta tierra paradisíaca— hace que surjan de forma espontánea todas estas páginas. Claro, no solo de la experiencia personal de quien escribe, porque sería demasiado arrogante pretender algo así. Nace de la experiencia de todos, de todos aquellos que han amado o simplemente han sentido que aman. También se utiliza la experiencia de algunos personajes teatrales, que obviamente nacen de la vida misma. Mucho rodeo para decir, simplemente, que este libro surge de las experiencias de la gente conocida que, sin quererlo hacer, han prestado sus historias.

 
¿Por qué el título? Porque hay regalos, y hay regalos. Y quien pueda regalarte la Luna o no existe, o será un ser tan maravilloso para ti que cualquier cosa que te regale sería como si fuera la misma Luna. ¡Qué regalo! Indiscutiblemente te gustaría recibirlo. Simbólicamente hablando, claro. Si te regalasen, qué diablos y centellas harías con ella.


La Luna —ese satélite que gira alrededor del planeta Tierra— siempre ha fascinado a los seres humanos y constantemente se le relaciona con el amor, aunque sea solo con el amor de la gente romántica, de la gente idealista. No tanto, con el de aquellos que solo piensan en lo material. Como pasa con muchos seres humanos, la Luna no brilla con luz propia. Desde la era de Pedro Picapiedra, solo refleja la luz del Sol. Lo recuerdas, ¿no? No obstante, su singular belleza ha impresionado siempre a los mortales. Los científicos, quienes siempre descubren las cosas poco románticas de la vida, han encontrado con el pasar de los años que es el cuerpo celeste más cercano a este planeta y el más luminoso en la noche. ¡Momento ideal para los enamorados que esperan tener como regalo la Luna!


Una leyenda popular cuenta que una relación que inicias cuando hay luna creciente será muy larga y fructífera. En cambio, si lo haces con luna menguante suele durar horas, días o semanas... y la olvidarás fácilmente. Por el contrario, será pasional aquella que comiences cuando haya luna llena. Si hay luna nueva, en cambio, se convertirá solo en una buena amistad.

  
En la poesía, cosmos enigmático y fabuloso de los mortales que gozan creando con las palabras otros mundos, la Luna aparece como símbolo femenino, de la oscuridad, de la soledad y del amor. También como cómplice de sueños y de quimeras humanas. Algunos mortales, creadores de belleza con las palabras, han dejado en sus obras huellas significativas de este simbolismo.

  Y cuando la persona amada te regale la Luna, que mucha gente dice es de queso, habrás alcanzado el amor. No por lo imposible de tal aseveración, como dirían los escépticos, sino por el lado romántico y simbólico que ese cuerpo celeste trasmite. ¿No crees?

   

ANTONIO GARCÍA DEL TORO