Entre el pene y la vagina
(diálogos cotidianos de la gente común)
de
Antonio García del Toro
A la venta en: Biblioservices
y en Amazon
Edición Kindle.
Prólogo (necesario o innecesario que el autor
quiso escribir)
En una noche de insomnio e
invernal, por no decir en una noche de invierno en que no podía
dormir, comencé esta aventura literaria. Sí, así llamo a este
proceso creativo que solo puede compararse con la gestación de
una nueva una criatura. Mientras pensaba sobre qué escribir,
solo escuchaba el bullicio provocado por las muchas parejas, que
luego de una noche de copas regresaban a sus hogares o sabe Dios
a dónde se dirigían. Acostado en la cama de un hotel situado en
una de las antiguas ciudades europeas, Madrid para ser exacto y
no dar tantos rodeos, encendí el televisor. Después de cambiar
una y mil veces de canal, llamó mi atención una entrevista que
hacía una joven periodista. Hablaba con una de las tantas
actrices que han interpretado los famosos Monólogos de la
vagina, libro que aún no le leído. La poca curiosidad o la falta
de tiempo han sido los responsables. Tampoco, hasta hace un año,
había visto su representación. Increíble ya que algunas de mis
amigas actrices los hayan representado o leído, como dicen que
se hace su escenificación. Como mencioné, hace un año, lo hice.
Asistí a la lectura que tres actrices mexicanas hicieron en la
llamada ciudad de los rascacielos. ¿Cuál preguntarán? Hoy día
hay tantas. Nueva York, que fue llamada así por muchos años.
Pues bien, sin perder
tiempo, me senté en la cama y pensé por qué monólogos de la
vagina y no diálogos entre el pene y la vagina. Así surgen los
trecientos sesenta y cinco diálogos, más uno, que en este libro
se incluyen. Los mismos son reales o inventados, propios o
ajenos, escuchados a amigos o a enemigos. Todos ofrecen una
versión a dos voces de la vida diaria de las parejas. Me atrevo
a decir, sea esta heterosexual, homosexual, de hombres y
mujeres, de mujeres y mujeres, de hombres y hombres. ¡No importa
la combinación! Sabemos que la realidad del matrimonio, o de la
vida en pareja, ha cambiado mucho con la salida del siglo pasado
y con la llegada de este, que avanza a pasos acelerados. ¡El
mundo iba a terminar en el dos mil y ya han pasado más de tres
lustros!
Los seres humanos siempre
hemos tenido los mismos problemas, con algunos cambios de
matices, pero los mismos problemas. Desde que entendimos que la
comunicación con nuestros semejantes nos podía facilitar la
vida, esta se ha complicado bastante. ¿O fue todo lo contrario?
Si la misma no es buena o resulta aburrida, hablamos de la
comunicación, se imaginan vivir sin tener con quien pelear, con
quien cambiar opiniones, a quien contradecir, a quien engañar.
Pienso que la vida sería más breve, menos saludable. Las
discusiones y peleas entre los seres humanos nos permiten seguir
vivos.
Cada uno de los diálogos
de este libro podría ser representado, leído, monologado, o como
cada cual individualmente lo desee. Muchos serán sinceros y se
identificaran con los hombres y las mujeres que aparecen
caracterizados en las siguientes páginas. Otros pensarán que son
personajes de la fantasía y de la imaginación de quien escribe.
Mis amigos y mis enemigos se reconocerán y perdonarán que les
haya robado sus historias. Pero como no aparecen sus nombres, el
prójimo no sabrá que le pertenece. Ahora son mías o, mejor
dicho, de este libro que espero sirva de ejemplo. También su
lectura puede ser inspiración para mejorar las relaciones
interpersonales o empeorarlas si siguen el modelo dado por mis
personajes. Aunque muchos de ellos tienen nombres propios, estos
no coinciden con los reales. ¡Dios me libre!
Como los diálogos del
libro no tienen un hilo conductor, recomiendo que no se
lea uno por día, aunque haya uno para cada día del año. Pude
haber escrito diálogos para un siglo y no terminaría de tener
tema para ellos. Claro, no habría casa editora que los publicara
ni lector, pienso, que los leyera. Conformémonos con los
incluidos que también aparecen, en el índice, agrupados por
tema.
Estos diálogos surgieron
motivado por mi afición primera, el teatro. No escribí una
novela y mucho menos cuentos, sino diálogos. La vida es un
continuo dialogo con otros o con nosotros mismos, eso que
llamamos el teatro monologado. Para mis compañeros del mundo
fascinante del teatro, sería una experiencia algo atrevida
llevarlos a escena. Hasta hace algunos años, también para mí lo
era. No sabía cómo hacerlo de tener la oportunidad o el reto de
enfrentarme a esa aventura.
Sin embargo, después de una lectura en
mi casa, y animado por mis estudiantes, seleccioné una tercera
parte de este texto. Así surge Adán Adán, Eva Eva, pieza teatral
que por más de cinco años ha sido representada en y fuera de
nuestro país. Debido a su éxito, nuevamente, hace algunos años,
dramaticé otros cien de los diálogos en la comedia Trepando
paredes, que también tuvo la oportunidad de ser representada en
el extranjero.
Ahora sin más preámbulos
es hora de comenzar. Arriba el telón. Perdón, no es una obra de
teatro. Pasen la página y a leer.
El autor
ANTONIO
GARCÍA DEL TORO