El texto estuvo formado por entremeses de Miguel de
Cervantes y Saavedra, canciones y adaptación del Quijote de
Myrna Casas, en versión escénica de Antonio García del Toro.
La música de las
canciones fue Gil René; el profesor Luis Olivieri, el
asesor musical. Diseñó el vestuario Gloria Sáez y el
maquillaje de Don Quijote Carmín Correa. La pintura de los
telones fue Félix Vega; la coreografía, de Zaida
Varas; la dirección técnica y el diseño de las luces, de
Antonio Frontera; y la dirección escénica, de Antonio
García del Toro.
programa de la obra
Cervantes y sus entremeses
Miguel de Cervantes
y Saavedra cultivó todos los géneros poéticos conocidos en
su tiempo. De su teatro conocemos poco, ya que muchas de
sus obras están perdidas. Sus entremeses ofrecen un
interés mayor que sus comedias. En ellos, cuestiona no
sólo la realidad a través de la ficción, sino la ficción
misma. Sus entremeses consolidan los elementos del paso de
Lope de Rueda, y añaden la crítica de las costumbres, ya
sea hecha jocosamente, como en El juez de los
divorcios, o con burla seriedad como en El retablo
de las maravillas, metáfora melancólica de la sociedad de
su época. En cada uno traza con asombrosa seguridad y
breves palabras un personaje o plantea una situación de la
vida real. No son muchos los que nos ha dejado: ocho
seguros y uno probable, pero bastan para que en este ramo
literario, como en otros, se le conozca como el mejor
autor de su tiempo.
Con esta producción, el Taller de Teatro de
la Inter-Metro se presentó en El Paso, Texas, y
México. El grupo actuó en el XXIII Festival de Siglo de
Oro que auspicia todos los años el Chamizal National
Memorial, de El Paso, y la Cuidad Juárez, México.
El origen de El viejo celoso es un cuento
popular muy antiguo que —con algunas variantes— se encuentra en
las literaturas orientales, en las farsas francesas medievales,
y en los cuentos italianos del siglo XVI. Cervantes lo habrá
tomado de la tradición oral española. Pero es completamente suyo
el primor con que supo dibujar el carácter de Cañizales, como el
temor bien justificado que le inspiran las vecinas. Nada más
cómico que la manera inaudita de expresar el miedo que la
presencia de la vecina Hortigosa le inspira: dádivas, sequedades
y hasta groserías, todo le parece poco para alejarla, y luego
tiembla y suda cada vez que alguien pronuncia la palabra
“vecina”, para él la más odiosa del idioma.
Los
habladores aparece con el nombre de Cervantes como
autor sólo en ediciones posteriores a 1617. Aunque
algunos han dudado de su autoría, otros consideran que
las condiciones y cualidades de la pieza son comunes a
sus entremeses. Se destaca en esta pieza la graciosísima
forma en que intenta curar a una mujer del vicio de
charlatanería, enfrentándola con un sempiterno hablador.
El
juez de los divorcios, trabajo de la vejez del autor,
es una pieza de un perfecto realismo. En ella plantea
jocosamente ante un juez diversos casos de incompatibilidad
matrimonial. Al cabo, queda esbozada la solución pacífica,
puesto que el juez, prudentemente, da largas a los
solicitantes, y los músicos que cierran la pieza cantan un
optimista estribillo: “Más vale el peor concierto / que no
el divorcio mejor.”
ANTONIO GARCÍA
DEL TOROTALLER
DE
TEATRO
DE LA INTER-METRO