EL ANÁLISIS DEL TEXTO: DEL BOSQUEJO AL
RESUMEN
A continuación, presento los elementos esenciales en el análisis de un texto:
El proceso de análisis de un texto implica varias destrezas. En primer lugar, tenemos que identificar las ideas del texto y saber que implican. Cuando subrayamos las ideas en el texto, el autor ha expresado de manera explícita sus ideas. Cuando inferimos las ideas, es decir, no podemos subrayar las ideas en el texto, decimos que las ideas del autor están implícitas.
En el ensayo de Fernando Savater, De qué va la Ética podemos subrayar las ideas directamente en el texto como vemos a continuación, es decir, las ideas están explícitas. Para construir un bosquejo del ensayo, tenemos que identificar la idea central, la idea que le da sentido y coherencia a todo el ensayo y que el autor sugiere en su título. Nuestro trabajo consiste en descubrir la definición de ética que quiere dar Fernando Savater. También para construir el bosquejo tenemos que identificar los ejemplos, detalles, definiciones y datos que Savater nos expresa para sustentar y apoyar su definición de ética.
Fernando Savater De qué va la ética (Tomado de ÉTICA PARA AMADOR, Capítulo
Primero. Barcelona: Editorial Ariel, S.A., 35ta ed., 2000, págs. 19-32,) |
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Los seres humanos estudian por tres propósitos
principales: por interés, para utilizar algo, para ganarse la vida. |
Hay
ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras,
para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo; la mayoría,
para obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida. Si no sentimos curiosidad
ni necesidad de realizar tales estudios, podemos prescindir tranquilamente de
ellos. Abundan los conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se
las arregla bastante bien para vivir: yo, por ejemplo, lamento no tener ni
idea de astrofísica ni de ebanistería, que a otros les darán tantas
satisfacciones, aunque tal ignorancia no me ha impedido ir tirando hasta la
fecha. Y tú, si no me equivoco, conoces las reglas del fútbol pero estás bastante
pez en béisbol. No tiene mayor importancia, disfrutas con los mundiales,
pasas olímpicamente de la liga americana y todos tan contentos. |
Idea #2 Hay conocimientos esenciales para poder
vivir. |
Lo
que quiero decir es que ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, a voluntad.
Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que
ignoramos. Se puede vivir sin saber astrofísica, ni ebanistería, ni fútbol,
incluso sin saber leer ni escribir: se vive peor, si quieres, pero se vive. Ahora
bien, otras cosas hay que saberlas porque en ello, como suele decirse, nos va
la vida. Es preciso estar
enterado, por ejemplo, de que saltar desde el balcón de un sexto piso no es
cosa buena para la salud; o de que una dieta de clavos (¡con perdón de los
fakires!) y ácido prúsico no permite llegar a viejo. Tampoco es aconsejable
ignorar que si uno cada vez que se cruza con el vecino le atiza un mamporro
las consecuencias serán antes o después muy desagradables. Pequeñeces así
son importantes. Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan
vivir. |
Idea #3 El conocimiento más importante es saber qué nos conviene y que no nos conviene.
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En
una palabra, entre todos los saberes posibles
existe al menos uno imprescindible: el de á que ciertas cosas nos convienen
y otras no. No
nos convienen ciertos alimentos ni nos convienen ciertos comportamientos ni
ciertas actitudes. Me refiero, claro está, a que no nos convienen si
queremos seguir viviendo. Si lo que uno quiere es reventar cuanto antes,
beber lejía puede ser muy adecuado o también procurar rodearse del mayor
número de enemigos posibles. Pero de momento vamos a suponer que lo que
preferimos es vivir: los respetables gustos del suicida los dejaremos por
ahora de lado. De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos
conviene solemos llamarlo «bueno» porque nos sienta bien; otras, en cambio,
nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos «malo». Saber
lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo, es un
conocimiento que todos intentamos adquirir -todos sin excepción- por la
cuenta que nos trae. |
Idea #4 No es tan fácil
distinguir siempre lo que nos conviene de lo que no nos conviene, es decir,
lo bueno de lo malo. |
Como he señalado antes, hay cosas buenas y malas para la
salud: es necesario saber lo que debemos comer, o que el fuego a veces
calienta y otras quema, así como el agua puede quitar la sed pero también
ahogarnos. Sin embargo, a veces las cosas no son tan sencillas: ciertas
drogas, por ejemplo, aumentan nuestro brío o producen sensaciones agradables,
pero su abuso continuado puede ser nocivo. En unos aspectos son buenas, pero en otros
malas: nos convienen y a la vez no nos convienen. En el terreno de las relaciones
humanas, estas ambigüedades se dan con aún mayor frecuencia. La mentira es
algo en general malo, porque destruye la confianza en la palabra -y todos
necesitamos hablar para vivir en sociedad- y enemista a las personas; pero a
veces parece que puede ser útil o beneficioso mentir para obtener alguna
ventajilla. O incluso para hacerle un favor a alguien. Por ejemplo: ¿es mejor
decirle al enfermo de cáncer incurable la verdad sobre su estado o se le debe
engañar para que pase sin angustia sus últimas horas? La mentira no nos
conviene, es mala, pero a veces parece resultar buena. Buscar gresca con los
demás ya hemos dicho que es por lo común inconveniente, pero ¿debemos
consentir que violen delante de nosotros a una chica sin intervenir, por
aquello de no meternos en líos? Por otra parte, al que siempre dice la verdad
-caiga quien caiga- suele cogerle manía todo el mundo; y quien interviene en
plan Indiana Jones para salvar a la chica agredida
es más probable que se vea con la crisma rota que quien se va silbando a su
casa. Lo malo parece a veces resultar más o menos bueno y lo bueno tiene
en ocasiones apariencias de malo. Vaya jaleo. |
Idea #5 Existen criterios
opuestos sobre lo que es saber vivir: saber lo que nos conviene y lo que no
nos conviene (qué es lo bueno y qué es lo malo) |
Lo de saber vivir no resulta tan fácil porque hay
diversos criterios opuestos
respecto a qué debemos hacer. En
matemáticas o geografía hay sabios e ignorantes, pero los sabios están casi
siempre de acuerdo en lo fundamental. En lo de vivir, en cambio, las
opiniones distan de ser unánimes. Si uno quiere llevar una vida emocionante,
puede dedicarse a los coches de fórmula uno o al alpinismo; pero si se
prefiere una vida segura y tranquila, será mejor buscar las aventuras en el
videoclub de la esquina. Algunos aseguran que lo más noble es vivir para los
demás y otros señalan que lo más útil es lograr que los demás vivan para uno.
Según ciertas opiniones lo que cuenta es ganar dinero y nada más, mientras
que otros arguyen que el dinero sin salud, tiempo libre, afecto sincero o
serenidad de ánimo no vale nada. Médicos respetables indican que renunciar al
tabaco y al alcohol es un medio seguro de alargar la vida, a lo que
responden fumadores y borrachos que con tales privaciones a ellos desde
luego la vida se les haría mucho más larga. Etc. |
Idea #6 Los consensos del
saber vivir son:
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En lo único que a primera vista todos estamos de
acuerdo es en que no estamos de acuerdo con todos. Pero
fíjate que también estas opiniones distintas coinciden en otro punto: a
saber, que lo que vaya a ser nuestra vida es, al menos en parte, resultado
de lo qué quiera cada cual. Si nuestra vida fuera algo
completamente determinado y fatal, irremediable, todas estas disquisiciones
carecerían del más mínimo sentido. Nadie discute si las piedras deben caer
hacia arriba o hacia abajo: caen hacia abajo y punto. Los castores hacen
presas en los arroyos y las abejas panales de celdillas hexagonales: no hay
castores a los que tiente hacer celdillas de panal, ni abejas que se dediquen
a la ingeniería hidráulica. En su medio natural, cada animal parece saber
perfectamente lo que es bueno y lo que es malo para él, sin discusiones ni
dudas. No hay animales malos ni buenos
en la naturaleza, aunque quizá la mosca considere mala a
la araña que tiende su trampa y se la come. Pero es que la araña no lo puede
remediar... |
Idea #7 Ejemplo de las
termitas: Los animales hacen
lo que la naturaleza les ha dictado que hagan; no pueden evitarlo. |
Voy a contarte un caso dramático. Ya conoces a las
termitas, esas hormigas blancas que en África levantan impresionantes
hormigueros de varios metros de alto y duros como la piedra. Dado que el
cuerpo de las termitas es blando, por carecer de la coraza quitinosa que
protege a otros insectos, el hormiguero les sirve de caparazón colectivo
contra ciertas hormigas enemigas, mejor armadas que ellas. Pero a veces uno
de esos hormigueros se derrumba, por culpa de una riada o de un elefante (a los elefantes
les gusta rascarse los flancos contra los termiteros, qué le vamos a hacer).
Enseguida, las termitas-obrero se ponen a trabajar para reconstruir su dañada
fortaleza, a toda prisa. Y las grandes hormigas enemigas se lanzan al asalto.
Las termitas-soldado salen a defender a su tribu e intentan detener a las
enemigas. Como ni por tamaño ni por armamento pueden competir con ellas,
se cuelgan de las asaltantes intentando frenar todo
lo posible su marcha, mientras las feroces mandíbulas de sus asaltantes las
van despedazando. Las obreras trabajan con toda celeridad y se ocupan de
cerrar otra vez el termitero derruido... pero lo cierran dejando fuera a las pobres y heroicas
termitas-soldado, que sacrifican sus vidas por la seguridad de las demás. ¿No
merecen acaso una medalla, por lo menos? ¿No es justo decir que son valientes? |
Idea #8 Ejemplo de Héctor en La Ilíada Héctor pudo elegir entre cumplir con su
deber de proteger a su familia, a su ciudad |
Cambio
de escenario, pero no de tema. En la Ilíada, Homero cuenta la historia de Héctor, el mejor guerrero de
Troya, que espera a pie firme fuera de las murallas de su ciudad a Aquiles,
el enfurecido campeón de los aqueos, aun sabiendo que éste es más fuerte que
él y que probablemente va a matarle. Lo hace por cumplir su deber, que
consiste en defender a su familia y a sus conciudadanos del terrible
asaltante. Nadie duda de que Héctor es un héroe, un
auténtico valiente. Pero ¿es Héctor heroico y valiente del mismo modo que
las termitas-soldado, cuya gesta millones de veces repetida ningún Homero se
ha molestado en contar? ¿No hace Héctor, a fin de cuentas, lo mismo que
cualquiera de las termitas anónimas? ¿Por qué nos parece su valor más
auténtico y más difícil que el de los insectos? ¿Cuál es la diferencia entre
un caso y otro? |
Idea #9 La diferencia entre los animales de la
naturaleza y los seres humanos es que los animales tienen que hacer
ciertas cosas mientras que los seres
humanos quieren hacer ciertas cosas. |
Sencillamente,
la diferencia estriba en que las termitas-soldado luchan y mueren porque tienen que hacerlo, sin poderlo
remediar (como la araña que se come a la mosca). Héctor, en cambio, sale a
enfrentarse con Aquiles porque quiere. Las
termitas-soldado no pueden desertar, ni rebelarse, ni remolonear para que
otras vayan en su lugar: están programadas
necesariamente por la naturaleza para cumplir su heroica misión. El caso
de Héctor es distinto. Podría decir que está enfermo o que no le da la gana
enfrentarse a alguien más fuerte que él. Quizá sus conciudadanos le
llamasen cobarde y le tuviesen por un caradura o quizá le preguntasen qué
otro plan se le ocurre para frenar a Aquiles, pero es indudable que tiene la
posibilidad de negarse a ser héroe. Por mucha presión que los demás ejerzan
sobre él, siempre podría escaparse de lo que se supone que debe hacer: no
está programado para ser héroe,
ningún hombre lo está. De ahí que tenga mérito su gesto y que Homero cuente
su historia con épica emoción. A diferencia de las termitas, decimos que
Héctor es libre y por eso admiramos
su valor. |
Idea #10 La libertad significa elegir.
Idea #11 Los seres humanos tienen sí un programa
cultural que condiciona nuestro pensamiento, nuestros gustos, nuestras
lealtades. |
Y
así llegamos a la palabra fundamental de todo este embrollo: libertad. Los animales (y no digamos ya los minerales o las
plantas) no tienen más remedio que ser tal como son y hacer lo que están
programados naturalmente para hacer. No se les puede reprochar que lo hagan
ni aplaudirles por ello porque no saben comportarse de otro modo.
Tal disposición obligatoria les ahorra sin duda muchos quebraderos
de cabeza. En cierta medida, desde luego, los hombres también estamos
programados por la naturaleza. Estamos hechos para beber agua, no lejía, y a
pesar de todas nuestras precauciones debemos morir antes o después. Y de modo
menos imperioso pero parecido, nuestro programa cultural es determinante:
nuestro pensamiento viene condicionado por el lenguaje que le da forma (un
lenguaje que se nos impone desde fuera y que no hemos inventado para nuestro
uso personal) y somos educados en ciertas tradiciones, hábitos, formas de
comportamiento, leyendas...; en una palabra, que se nos inculcan desde la
cunita unas fidelidades y no otras. Todo ello pesa mucho y hace que
seamos bastante previsibles. Por ejemplo, Héctor, ese del que acabamos de
hablar. Su programación natural hacía que Héctor sintiese necesidad de
protección, cobijo y colaboración, beneficios que mejor o peor encontraba en
su ciudad de Troya. También era muy natural que considerara con afecto a su
mujer Andrómaca -que le proporcionaba compañía
placentera- y a su hijito, por el que sentía lazos de apego biológico.
Culturalmente, se sentía parte de Troya y compartía con los troyanos la
lengua, las costumbres y las tradiciones. Además, desde pequeño le habían
educado para que fuese un buen guerrero al servicio de su ciudad y se le dijo
que la cobardía era algo aborrecible, indigno de un hombre. Si traicionaba a
los suyos, Héctor sabía que se vería despreciado y que le castigarían de uno
u otro modo. De modo que también estaba bastante programado para actuar como
lo hizo, ¿no? Y sin embargo... |
Idea #12 Por mucha programación cultural, los
seres humanos podemos decir “sí” o “no”; “sí quiero” o “no quiero”. |
Sin
embargo, Héctor hubiese podido decir: ¡a la porra con todo! Podría haberse
disfrazado de mujer para escapar por la noche de Troya, o haberse fingido
enfermo o loco para no combatir, o haberse arrodillado ante Aquiles
ofreciéndole sus servicios como guía para invadir Troya por su lado más
débil; también podría haberse dedicado a la bebida o haber inventado una
nueva religión que dijese que no hay que luchar contra los enemigos sino
poner la otra mejilla cuando nos abofetean. Me dirás que todos estos comportamientos
hubiesen sido bastante raros, dado quien era Héctor y la
educación que había recibido. Pero tienes que reconocer que no son hipótesis
imposibles,
mientras que un castor que fabrique panales o una termita
desertora no son algo raro sino estrictamente imposible.
Con los hombres nunca puede uno estar seguro del todo, mientras que con los
animales o con otros seres naturales sí. Por mucha programación biológica
o cultural que tengamos, los hombres siempre podemos optar finalmente por
algo que no esté en el programa (al menos, que no esté del todo). Podemos decir
«sí» o «no», quiero o no quiero. |
Idea #13 Nunca tenemos un
solo camino a seguir sino varios. |
Por muy achuchados que nos veamos por las circunstancias,
nunca tenemos un solo camino a
seguir sino varios. |
Idea #14 La libertad es
tener más de un camino a seguir, poder considerar más de una opción. |
Cuando te hablo de libertad
es a esto a lo que me refiero. A lo que nos
diferencia de las termitas y de las mareas, de todo lo que se mueve de modo
necesario e irremediable. Cierto que no podemos hacer cualquier cosa que queramos, pero también cierto que no estamos
obligados a querer hacer una sola cosa. Y aquí conviene señalar dos
aclaraciones respecto a la libertad: |
Idea #15 Primera condición de libertad: No podemos elegir lo que nos pasa, pero sí cómo responder a lo que
nos pasa. |
Primera: No somos
libres de elegir lo que nos pasa (haber
nacido tal día, de tales padres y en tal país, padecer un cáncer o ser
atropellados por un coche, ser guapos o feos, que los aqueos se empeñen en
conquistar nuestra ciudad, etc.), sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo (obedecer o rebelarnos, ser prudentes
o temerarios, vengativos o resignados, vestirnos a la moda o disfrazarnos de
oso de las cavernas, defender Troya o huir, etc.). |
Idea #16 Segunda condición de libertad: Ser libres significa poder intentar algo aunque no logremos los
resultados que queremos siempre. |
Segunda: Ser
libres para intentar algo no tiene nada
que ver con lograrlo indefectiblemente.
No es lo mismo la libertad (que consiste en elegir
dentro de lo posible) que la omnipotencia (que sería conseguir siempre lo
que uno quiere, aunque pareciese imposible). Por ello, cuanta más capacidad de acción tengamos, mejores
resultados podremos obtener de nuestra libertad. Soy libre de querer subir al
monte Everest, pero dado mi lamentable estado
físico y mi nula preparación en alpinismo es
práctica mente imposible que consiguiera mi objetivo. En cambio soy libre de
leer o no leer, pero como aprendí a leer de pequeñito la cosa no me resulta
demasiado difícil si decido hacerlo. Hay cosas que dependen de mi voluntad (y
eso es ser libre) pero no todo depende
de mi voluntad (entonces sería omnipotente), porque en el mundo hay otras
muchas voluntades y otras muchas necesidades que no controlo a mi gusto. Si
no me conozco ni a mí mismo ni al mundo en que vivo, mi libertad se estrellará una y otra vez contra lo
necesario. Pero, cosa importante, no por ello dejaré de ser libre... aunque
me escueza. |
Idea #17 Muchas fuerzas pueden limitar nuestra
libertad (los fenómenos de la naturaleza, la enfermedad, la tiranía de otros
seres humanos). |
En
la realidad existen muchas fuerzas que limitan
nuestra libertad, desde terremotos o enfermedades hasta tiranos. Pero
también nuestra libertad es una fuerza en el mundo, nuestra fuerza. Si hablas con la gente, sin embargo, verás que la
mayoría tiene mucha más conciencia de lo que limita su libertad que de la
libertad misma. Te dirán: «¿Libertad? ¿Pero de qué
libertad me hablas? ¿Cómo vamos a ser libres, si nos comen el coco desde la
televisión, si los gobernantes nos engañan y nos manipulan, si los
terroristas nos amenazan, si las drogas nos esclavizan, y si además me falta
dinero para comprarme una moto, que es lo que yo quisiera?» En cuanto te
fijes un poco, verás que los que así hablan parece que se están quejando pero
en realidad se encuentran muy satisfechos de saber que no son libres. En el
fondo piensan: «¡Uf! .¡Menudo peso nos hemos quitado de encima! |
Idea #18 Algunas personas no
creen en la libertad porque no quieren asumir la culpa o consecuencias de sus
acciones. |
Como no somos libres, no podemos tener la culpa de nada de lo que
nos ocurra... » Pero yo estoy seguro de que nadie -nadie- cree de veras que
no es libre, nadie acepta sin más que funciona como un mecanismo inexorable
de relojería o como una termita. Uno puede considerar
que optar libremente por ciertas cosas en ciertas circunstancias es muy difícil (entrar en una casa en llamas para
salvar a un niño, por ejemplo, o enfrentarse con firmeza a un tirano) y que
es mejor decir que no hay libertad para no reconocer que libremente se
prefiere lo más fácil, es decir, esperar a los bomberos o lamer la bota que
le pisa a uno el cuello. Pero dentro de las tripas algo insiste en decirnos:
«Si tú hubieras querido... » |
Idea #19 Ejemplo para
comprobar la libertad humana: El filósofo romano
y su amigo |
Cuando cualquiera se empeñe en negarte que los hombres
somos libres, te aconsejo que le apliques la prueba del filósofo romano. En la
antigüedad, un filósofo romano discutía con un amigo que le negaba la
libertad humana y aseguraba que todos los hombres no tienen más remedio que
hacer lo que hacen. El filósofo cogió su bastón y comenzó a darle estacazos
con toda su fuerza. «¡Para, ya está bien, no me
pegues más! », le decía el otro. Y el filósofo, sin dejar de zurrarle,
continuó argumentando: «¿No dices que no soy libre y
que lo que hago no tengo más remedio que hacerlo? Pues entonces no gastes
saliva pidiéndome que pare: soy automático.» Hasta que el amigo no reconoció
que el filósofo podía libremente dejar de pegarle, el filósofo no suspendió
su paliza. La prueba es buena, pero no debes utilizarla más que en último
extremo y siempre con amigos que no sepan artes marciales... |
Idea #20 La ética
es el arte de vivir, de saber vivir.
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En resumen: a diferencia de otros seres, vivos o
inanimados, los hombres podemos inventar y
elegir en parte nuestra forma de vida.
Podemos optar por lo que nos parece bueno, es decir, conveniente para
nosotros, frente a lo que nos parece malo e inconveniente. Y como podemos
inventar y elegir, podemos equivocarnos, que es algo que a los castores, las abejas y las
termitas no suele pasarles. De modo que parece prudente fijarnos bien en lo
que hacemos y procurar adquirir un cierto saber vivir que nos permita acertar.
A ese saber vivir, o arte de vivir si prefieres,
es a lo que llaman ética. De ello, si tienes paciencia, seguiremos hablando en las
siguientes páginas de este libro. |
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VETE
LEYENDO.... |
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«¿Y si ahora, dejando en el suelo el abollonado escudo y
el fuerte casco y apoyado la pica contra el muro, saliera al encuentro del
inexorable Aquiles, le dijera que permitía a los Atridas
llevarse a Helena y las riquezas que Alejandro trajo a Ilión
en las cóncavas naves, que esto fue lo que originó la guerra, y le ofreciera
repartir a los aqueos la mitad de lo que la ciudad contiene y más tarde
tomara juramento a los troyanos de que, sin ocultar nada, formasen dos lotes
con cuantos bienes existen dentro de esta hermosa ciudad?... Mas ¿por qué en
tales cosas me hace pensar el corazón?» (Romero, Ilíada). |
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«La libertad no es una filosofía y ni siquiera es un
idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, e ciertos momentos, a
pronunciar dos monosílabos: Sí o No. En su brevedad instantánea, como a la
luz del relámpago, se dibuja el signo contradictorio de la naturaleza
humana» (Octavio Paz, La otra
voz). |
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«La vida del hombre no puede "ser vivida"
repitiendo los patrones de su especie; es él mismo -cada uno quien debe
vivir. El hombre es el único animal que puede estar fastidiado, que
puede estar disgustado, que
puede sentirse expulsado del paraíso”(Erich Fromm. Ética y
psicoanálisis). |
Hemos visto que Savater trabaja 20 ideas en su ensayo a través de los párrafos. Después de identificadas todas las ideas del texto: De qué va la Ética, podemos comenzar a bosquejar la idea central y las ideas secundarias. La idea central usualmente está atada al tema del texto, en este caso, De qué va la Ética. Si observamos, la respuesta de la definición de ética está en el último párrafo. Por esto decimos que el desarrollo de este ensayo es inductivo. Comenzó con unos detalles, unos ejemplos para hilarlos en la idea central, es decir, el desarrollo de este ensayo es de lo particular a lo general.
En el bosquejo corresponde al número I romano, la idea central. Si esto fuera un libro, puede haber más de una idea central y entonces tendríamos varios números romanos I, II, III, IV, V, VI..... Sin embargo, todo este ensayo desarrolla una sola idea: la definición de ética. Las letras mayúsculas A, B, C, D, E.... corresponderán a las ideas secundarias, es decir, a las opiniones, datos, definiciones, ejemplos que aclararán la idea central.
I. La ética es el arte de vivir, de saber vivir.
A. Saber vivir consiste en inventar y elegir, en equivocarnos y procurar adquirir cierto saber vivir que nos permita acertar.
B. Los seres humanos estudian por tres propósitos principales: por interés, para utilizar algo, para ganarse la vida. Sin embargo, hay conocimientos esenciales para poder vivir.
C. El conocimiento más importante es saber qué nos conviene y que no nos conviene.
1. Lo que nos conviene se llama bueno; lo que no nos conviene lo llamamos malo.
D. No es tan fácil distinguir siempre lo que nos conviene de lo que no nos conviene, es decir, entre lo bueno y lo malo.
1. Existen
criterios opuestos sobre lo que es saber vivir: saber lo que nos conviene y lo
que no nos conviene (qué es lo bueno y qué es lo malo)
E. Los consensos del saber vivir son:
1. Todos estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo con todos.
2. También estamos
de acuerdo en que nuestra vida depende en parte de lo que quiera cada cual. Por
esta razón no hay animales buenos ni malos en la naturaleza.
a) Ejemplo de las termitas: Los animales hacen lo que la naturaleza les ha dictado que hagan; no pueden evitarlo.
b) Ejemplo de Héctor en La Ilíada: Héctor pudo elegir entre cumplir con su deber de proteger a su familia, a su ciudad.
F. La diferencia entre los animales de la naturaleza y los seres humanos es que los animales tienen que hacer ciertas cosas mientras los seres humanos quieren hacer ciertas cosas.
G. La libertad significa elegir.
1. Los animales no eligen lo que hacen; los seres humanos sí.
2. Los seres humanos tienen sí un programa cultural que condiciona nuestro pensamiento, nuestros gustos, nuestras lealtades.
a) Por mucha programación
cultural, los seres humanos podemos decir “sí” o “no”; “sí quiero” o “no
quiero”.
3. La libertad es tener más de un camino a seguir, poder considerar más de una opción.
a) Nunca tenemos un solo
camino a seguir sino varios.
4. Primera condición de libertad:
a) No podemos elegir lo
que nos pasa, pero sí cómo responder a lo que nos pasa.
5. Segunda condición de libertad:
a) Ser libres significa poder intentar algo aunque no logremos los resultados que queremos siempre.
H. Muchas fuerzas pueden
limitar nuestra libertad (los fenómenos de la naturaleza, la enfermedad, la
tiranía de otros seres humanos).
I. Algunas personas no creen en la libertad porque no quieren asumir
la culpa o consecuencias de sus acciones.
J. Ejemplo para comprobar la libertad humana: El filósofo romano y su amigo
En este proceso de análisis, hemos identificado las ideas del autor. Hemos bosquejado y organizado las ideas entre la idea central y las ideas secundarias. Estamos ahora preparados para redactar un párrafo de resumen a partir del bosquejo.
La ética es el arte de vivir, de saber vivir. Consiste en inventar y elegir, en equivocarnos y adquirir cierto saber vivir que nos permita acertar en una próxima ocasión. Los seres humanos estudian por interés, para adquirir una destreza y utilizar algo o para ganarse la vida. De todos los estudios, hay conocimientos esenciales para vivir. Por ejemplo, el conocimiento más importante para saber vivir es distinguir lo que nos conviene (lo bueno) de lo que no nos conviene (lo malo). Sin embargo, en la vida no es tan fácil distinguir lo bueno de lo malo. Hay criterios opuestos para definir lo bueno y lo malo. Los únicos consensos de los seres humanos son que no estamos de acuerdo con todos y que nuestra vida depende en parte de nuestra voluntad. La voluntad, poder decir “sí quiero” y “no quiero”, es lo que nos diferencia del resto de los animales de la naturaleza. Esa voluntad, la capacidad de elegir es lo que llamamos libertad. La libertad también tiene dos condiciones. La primera es que no podemos elegir lo que nos pasa, pero sí cómo responder a lo que nos pasa. La segunda condición de la libertad es que ser libres significa intentar algo aunque no siempre logremos los resultados que queremos. Muchas fuerzas pueden limitar nuestra libertad (los fenómenos de la naturaleza, la enfermedad, la tiranía de otros seres humanos). No obstante, somos libres. Algunas personas no creen en la libertad humana porque no quieren asumir la culpa o las consecuencias de sus acciones (otro siempre tiene la culpa de lo que nos pasa). En resumen, los seres humanos siempre pueden considerar más de una opción a un evento. A esa consideración de opciones, esa distinción entre lo bueno y lo malo de una opción, le llamamos ética.
Cuando analizamos un texto, nuestro primer trabajo es comprender las ideas del autor. Esta comprensión de las ideas de un autor se demuestra en el párrafo de resumen. Para hacer esta síntesis, este párrafo de resumen tenemos que estudiar las ideas a través de todo el texto, organizarlas entre ideas comunes e ideas nuevas y bosquejarlas. Después de este trabajo, entonces, podemos trabajar con el análisis crítico del texto. Esta será la próxima lección.