ISLADUENDE
   
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    ¿Por qué Isladuende? Hace mucho tiempo, quizás fuera mejor decir hace muchos viajes o muchas noches, regresaba en avión a Puerto Rico. Después que el piloto anunciara que estábamos llegando, miré por una de las pequeñas ventanillas y por primera vez contemplé algo mágico. Miles de lucecitas —unas amarillas, otras blancas— iluminaban la tierra que me vio nacer. Aquella imagen  nunca la he olvidado y cada vez que regreso a la Isla revivo con admiración eso que se me antoja llamar prodigio.
    Cuando se me encomendó la tarea de escribir una serie para que nuestros niños aprendieran su vernáculo, pensé  que tenía que ser diferente, distinta en todo.  Soñé, entonces recordé aquella imagen que aún claramente se proyecta en mi mente, la imagen de una isla maravillosa e infinitamente especial, la nuestra. “Isladuende...”, exclamé  sentándome en la cama. Desde ese momento, fue fácil organizar y decidir cómo sería la serie. Estaba seguro que deseaba devolver a los niños de mi país la imaginación y la fantasía que con el pasar de los años han ido perdiendo, tanto ellos como los adultos.
    Cuando el primer libro llegue a sus manos tendrán cinco o seis años, pensé. ¿Pero cómo son esos niños antes de ingresar a Kindergarten?  Cuando tienen tres años, necesitan mucho afecto y atención. Son algo torpes. Les cuesta mucho calcular distancias y no controlan sus propias sensaciones. Muchos no pueden tomar en sus manos un lápiz fino, manejan mucho mejor materiales gruesos. ¡Son  egocentristas! No les agrada compartir sus cosas. No les gusta mucho socializar y aunque jueguen en compañía, juegan su propio juego. ¡Cuánto disfrutan los libros con imágenes!
    Cuando tienen cuatro años, ya comienzan a incorporar en sus juegos las propias experiencias. Les gusta caracterizarse.  Están listos para viajar entre la realidad y la fantasía.  Les agrada conocer las diferentes formas de vida de los animales. Reconocen lugares, la calle en que viven, el lugar donde van a jugar. Igualmente reconocen las partes de sus cuerpos y las formas geométricas y hasta pueden clasificarlas por tamaño, color y —en el caso de objetos— también por su uso. Asimismo el plano afectivo se ha modificado.  Cambian de humor, tienen rabietas.  Reconocen su nombre escrito y algunos logran reproducirlo.  Son inquietos.
    A los cinco años, ya conocen su ambiente. Son más independientes,  más decididos. Están más seguros de sí mismos. Les agrada jugar con otros,  planificar los juegos. Proponen normas, consignas, pautas, que respetan dentro de sus posibilidades y también las hacen respetar. ¡No les gusta la injusticia!  Les agrada cooperar y realizar todo tipo de actividades que implique responsabilidad: cuidado de su casa, del ambiente donde juegan, de los más pequeños. Perseveran en lo comenzado. Diferencian realidad y fantasía. ¡Les encanta la aventura! En los juegos asumen roles.  Ahora con mucha más seguridad reconocen y diferencian colores primarios y secundarios, les agrada componer, mezclar. Debido a su curiosidad es una etapa donde adquieren conocimientos sin dificultad, siempre que éstos se encuentren dentro de sus preferencias.  Pueden manejar herramientas, aunque aún no tienen una idea clara del peligro al que pueden enfrentarse al usar algunas. Son ágiles y rápidos en sus movimientos,  adquieren precisión sobre éstos. Se manejan sin dificultad en el espacio total que los rodea. Pueden atar, desatar. Reconocen y escriben su nombre, el de algunos compañeros y otros importantes para ellos. Manejan un vocabulario más amplio. Han enriquecido su expresión oral. ¡Están listos para continuar su proceso de enseñanza-aprendizaje!
El término aprendizaje es usado tanto para expresar una tarea como el resultado de la misma.    ¡Nuestros niños! Para favorecer su proceso de enseñanza, deberás ser, ante todo, una persona flexible, humana, capaz de acompañarlos por el camino del crecimiento y aprendizaje que ellos realizan. Serás capaz de plantearles conflictos cognitivos y apoyarlos en la construcción de sus estructuras de conocimientos. También colaborarás con ellos para que integren el error como parte del proceso de aprendizaje y motivarlos para que reflexionen sobre la lógica de sus equivocaciones.
    Como docente, recuerda que educarlos no consistirá en la proyección de conocimientos desde el exterior, sino en el desarrollo de aquellos dones que traen consigo cuando llegan al salón por primera vez. También tendrás presente que educarlos supone, ante todo, manejar un conjunto de conocimientos positivos que estén relacionados con la materia que se pretende enseñar. El fin de la educación es, ante todo, desarrollar en cada individuo toda la perfección de que es susceptible. Además, recuerda que los verdaderos grandes maestros no tienen, ni tuvieron nunca, un sistema determinado de enseñanza, pero sí un cierto número de principios generales que adaptan a cada caso particular. Un sistema rígido presupone una identidad física y espiritual de todos los alumnos, lo que constituye un absurdo que no puede tomarse en serio ni por un instante. Lo primero que tienes que hacer es ganarte la confianza de tus alumnos. ¡Ésa es una conquista que tienes que esforzarte por conseguir!
    Al enseñar, tu propósito es dar lugar al aprendizaje de tus alumnos; por lo tanto, al hablar de enseñanza se habla también de aprendizaje. Existe, por tanto, una relación de dependencia entre enseñanza y aprendizaje, aunque sabes que esta relación no es del tipo que supone que no puede haber enseñanza sin aprendizaje. Ante esta realidad, ¡cuántas frustraciones te invaden en ocasiones!
    El término aprendizaje es usado tanto para expresar una tarea como el resultado de la misma. La tarea central de tu trabajo como docente es posibilitar que los alumnos realicen las tareas del aprendizaje.  El proceso de enseñanza-aprendizaje se da inmerso en una continua  interacción y un continuo  intercambio de ideas. Es un sistema comunicativo intencional que se produce en un marco institucional y en él generarás estrategias encaminadas a inducir el aprendizaje. Tres aspectos caracterizan la realidad de la enseñanza:

        ▸    ésta ocurre en un contexto institucional, con características que trascienden su significado y alcanzan un valor social;
        ▸    presenta todas las claves de los sistemas de comunicación humana, con sus peculiaridades y su carácter intencional, que
              se refiere tanto a su función social como a su aspiración de hacer posible el aprendizaje;
        ▸    en su sentido interno está el hacer posible el aprendizaje; o mejor dicho, hacer posible determinados procesos de           
              aprendizaje, o proporcionar oportunidades apropiadas para alcanzarlo.

    Fundamental es también que tengas presente las relaciones que se dan durante  el proceso enseñanza- aprendizaje:

        ▸    educador - educando. Hoy en día, ambos son protagonistas del proceso, cada uno con un papel distinto; el primero   
              guiará, facilitará, orientará, sabrá dónde se encuentra el alumno. Hará de la clase un lugar de trabajo donde reine la
              armonía y la felicidad. El segundo se aplicará en el proceso enseñanza-aprendizaje, si se le presentan las actividades de
              forma atractiva y comprende lo que se le está explicando.

        ▸    educando - entorno. El entorno influye fuertemente sobre los alumnos, tanto el físico como el social. El entorno físico
              será lo más agradable posible, espacios amplios, limpios y bien iluminados y con un horario de trabajo racional. El
              entorno social influye fuertemente en los alumnos y, en muchos casos, los marca y les condiciona en gran medida las
              expectativas de futuro.

        ▸    recursos - entorno. El entorno físico ofrece gran cantidad de recursos y materiales, que posibilitan tu trabajo y que se
              suman a aquéllos que hábilmente incorporarás dando paso al progreso tanto tecnológico como social.

    ¿Cuáles son las actividades que realizarán docentes y alumnos? ¿Cuáles son las técnicas de enseñanza que como  docente seleccionarás para organizar tus actividades y la de los alumnos? ¿Qué  recursos didáctico-pedagógicos facilitarán y conducirán el aprendizaje de tus estudiantes? Naturalmente, éstos serán seleccionados adecuadamente, para ello tendrás en cuenta los siguientes criterios. Los recursos deben:

        ▸    ser pertinentes respecto a los objetivos que se pretenden lograr;
        ▸    estar disponibles en el momento en que se necesiten;
        ▸    ser adecuados a las características de los alumnos;
        ▸    seleccionarse según te permitan obtener los mejores resultados al más bajo costo, aquéllos que impliquen la mínima
              pérdida de tiempo y puedan ser utilizados en distintas oportunidades.

     Educar en el siglo veintiuno es, por lo tanto, conseguir que tus alumnos logren una formación personalizada que tenga en cuenta su desarrollo integral. Se pretende que adquieran un correcto desenvolvimiento de sus capacidades: comprendan, interpreten, que tengan discernimiento y un claro compromiso para ser personas de bien, con una ética correcta.
    Lo esencial es formar individuos que sepan tener, conocer, hacer, vivir, convivir y  ser. Por eso, para lograrlo, tienes que:

        ▸    trabajar su imaginación y su creatividad como forma de abrirse a respuestas nuevas ante aquellos hechos desconocidos a
              los que los desafía la realidad;
        ▸    prepararlos para una vida sana;
        ▸    propender a una autoestima que los ayude a ilusionarse con los propios proyectos y evitar así estados de frustración
              cuando sean adolescentes: drogadicción, actitudes de violencia desenfrenada, etc.;
        ▸    educar para la satisfacción sensible del placer y la felicidad;
        ▸    preparar talentos para la investigación y el desarrollo, más que para las actividades rutinarias que las máquinas pueden
              realizar.
        ▸    enseñar para el arte —en todas sus formas— desarrollando la expresión del talento humano;
        ▸    prepararlos para manejar con discernimiento las situaciones  de la vida y saber acceder a las nuevas formas de
              comunicación e información;

    Todo lo dicho se sintetiza en pocas palabras: la educación significa enseñar a vivir, promover y transmitir valores, como los que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) enumera para que sean promovidos en la tarea educativa:
       
    ▸    sentimiento de solidaridad y justicia,
    ▸    respeto a los demás,
    ▸    sentido de responsabilidad,
    ▸    estima del trabajo y sus frutos,
    ▸    actitudes y valores concernientes a los derechos fundamentales,
    ▸    defensa de la paz y conservación del entorno,
    ▸    identidad y dignidad culturales de los pueblos.
   
    Sin embargo, el mayor problema que encontrarás para lograr esta educación en valores es la carencia de modelos, que produce situaciones que en vez de transmitir esos valores positivos, logran un efecto contrario. Existe una gran diferencia —tal vez sería mejor decir distancia— entre lo que se dice y lo que se hace, tal como la que hay entre las ideas y la forma real en que se actúa.  Esta situación provoca, en la mayoría de los casos,  deshonestidad y un gran cinismo con los que tendrás que luchar.
    En muchas escuelas, se promueven los valores fundamentales para lograr un verdadero desarrollo individual. Sin embargo, el ambiente que rodea a los niños o a los jóvenes es diametralmente opuesto. Éste logra desorientarlos y muchas veces frustrarlos. No obstante, aunque la escuela no es la única responsable, es a través de ella que se incentivará la enseñanza de valores. Por eso, encontrarás en esta serie las herramientas que te ayudarán a conseguirlo. ¡Adelante, con ellos por Isladuende!

En 2003, el Taller de Teatro de la Inter-Metro escenificó una obra basada en los personajes de esta serie.